Voy a explicarles señores Jueces, tengo ante mi innumerables orbitas de ojos, de lineas circulares puestas en las rodillas, de pies descalzos, descansando sobre la piedra, de pupilas fijas donde emana la mirada, de labios cerrados cuyo silencio madura un juicio. Tengo ante mi audiencias de piedra.
Mate a aquel hombre con un cuchillo en la bañera, con la ayuda de mi miserable amante que ni siquiera fue capaz de sujetarle los pies, habéis venido aquí para escuchar mi historia, pero si ya la habeis repetido 20 veces despues de la copiosa comida ante el bostezo de vuestas sirvientas.
Ni una de vuestras mujeres haya soñado con ser Clitemnestra vuestos pensamientos criminales, vuestras ansias inconfesadas, ruedan por los escalones para derramarse en mí en una suerte de horrible vaivén que hacen de mí vuestro conciencia y de mí vuestro grito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario