Juan Manuel de
Rosas fue un político argentino, gobernador de Buenos Aires en los períodos
1829-1832 y 1835-1852. Amado por sus seguidores, y temido y odiado por sus
opositores, quienes lo llamaron tirano y dictador. Lo cierto es que estuvo en
el poder por más de 20 años, con facultades extraordinarias otorgadas por la
legislatura provincial, tratando de ordenar el país contra la anarquía
política.
En
"Palabras de Historiador" de Felix Luna, el autor lo define como
"el mas contradictorio, el mas controvertido y el que ha registrado
mas polémicas y el que siempre será un personaje muy ambiguo, muy difícil de
definir" (pag.72)
Comienzos
del caudillo:
Nació en
Buenos Aires (n. en Buenos Aires, 30 de marzo de 1793 - † Southampton,
Hampshire, 14 de marzo de 1877) , en el seno de una de las
familias
más destacadas de la ciudad. Su verdadero nombre era Juan Manuel Ortiz de
Rozas; pero decidió "acriollarlo" y aplebeyarlo, ya antes de su
primera aparición en la política, por Juan Manuel de Rosas. Era un hombre
práctico, de espíritu conservador, y con todas las características de un
caudillo. La primera interrupción en sus actividades de estanciero fue debida
a las invasiones inglesas. El 12 de agosto de 1806 estuvo Juan Manuel entre
" los voluntarios que formaron el ejercito que reconquisto Buenos
Aires". Luego de la rendición, Liniers lo devolvió a sus padres,
portador de honrosa carta testimonial.
Amasó una
gran fortuna como ganadero y exportador de carne de vacuno, en la época en
que el virreinato del Río de la Plata luchaba por su emancipación del dominio
español. En 1818 comienza a hacer algunas comisiones políticas, al tiempo que
entró a administrar y poblar las estancias de Juan José y Nicolás Anchorena.
Mas tarde compraría con Terrero (quien lo acompañaría durante sus dos futuros
mandatos) las estancias San Martín y Del Rey, entre otras. Empezó a adquirir
prestigio y durante la década del ’20 se transformo en uno de los personajes
más importantes de Buenos Aires. Llegó a tener un ejército personal formado
por peones: Los Colorados del Montes. Y durante el gobierno de Rodríguez
ocupó el cargo de comandante de campaña.
Primer
gobierno:
Durante el
primer gobierno de Rosas, el país no estaba organizado como una nación, sino
que las provincias se habían enfrentado firmando por un lado la Liga Unitaria
(Córdoba, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, San Luis,
Tucumán, Salta y Mendoza) y por el otro lado el Pacto Federal (Buenos Aires,
Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes).
El 6 de
diciembre de 1829 la legislatura eligió a Rosas gobernador y le otorgaron
facultades extraordinarias. Si ya gobernaba de afuera, ¿cómo no iba a hacerlo
ahora que estaba en el poder?
Desde el
principio declaró enemigo al partido unitario, y utilizó la famosa divisa:
"El que no está conmigo, está contra mí" para atacarlos. Por lo que
puso a su favor a los burgueses, conservadores y reaccionarios, a los
católicos, a los gauchos descontentos, a los indios, a la plebe urbana y a
parte de la población rural. Rosas apareció como un restaurador, debido a la
actitud de desprecio, de violación de derechos que habían dado los anteriores
gobiernos. En su contra aparecieron los unitarios, los jóvenes ilustrados,
los liberales, los militares y viejos patricios de la revolución.
Su gobierno
era centralista, respetuoso de los señores feudales siempre y cuando estos le
estuviesen sometidos. Tenía un criterio proteccionista antieuropeo, de un
nacionalismo estrecho, y reacio a los cambios y a lo extranjero. Su primera
medida en el gobierno, de hecho, fue suprimir la libertad de prensa y
adueñarse de ella. Sin embargo este primer periodo fue solo una imagen de lo
que sería el segundo término, ya que aquí Rosas no tenía experiencia
verdadera en la política.
Así es que en
1832 Rosas impide que la Comisión Representativa convoque a un congreso
general para organizar la república. La idea de Rosas era que el país no
estaba en condiciones de entrar en una organización general; debía mantenerse
la unión de las provincias sólo con el Pacto Federal. "Debemos existir y
después organizarnos", era su argumento.
Segundo
Gobierno:
El 7 de marzo
de 1835 la Legislatura, confirió el gobierno a Rosas por cinco años con la
suma del poder publico, sin mas restricciones que conservar y proteger la
religión católica, y sostener y defender "la causa nacional de la
Federación". El nombramiento fue confirmado por un plebiscito que dio
9720 votos a favor y 8 en contra. Se le depositó la suma del poder público de
la provincia; Pero ¿Cómo llegó Rosas a tener todo este apoyo? Debemos por
ende analizar el período 1832-1835, tiempo en que Rosas no gobernó.
Primero Rosas
no aceptó en 1832 la reelección sin los poderes extraordinarios. Y a partir
de allí se lo eligió varias veces para que vuelva al poder, pero en todas se
negó debido a que no le otorgaban los poderes especiales; él deja el gobierno
para trabajar desde afuera y dificultar al gobierno muy astutamente. Segundo,
la policía, el ejército, la prensa y las masas estaban a su merced. Tras
formar su propio Partido Restaurador Apostólico, y con el apoyo de la
Sociedad Popular Restauradora, conocida como 'La Mazorca', que aterrorizó a
sus adversarios unitarios, Rosas formó alianzas con los líderes de las demás
provincias argentinas, logrando el control del comercio y de los asuntos
exteriores de la Confederación. Un hecho más que decisivo fue la revolución
de los restauradores del 11 de octubre de 1833: El gobernador Balcarce ordenó
que se diera a lugar un juicio al periódico El Restaurador de las leyes, por
lo que se empapeló Buenos Aires con carteles que anunciaban el proceso al
"Restaurador de las leyes". Y la gente de los suburbios pensó que
el juicio era a Rosas, ya que también se lo conocía con ese nombre. Y al
iniciarse la audiencia se produjo un enorme alboroto que terminó con el sitio
de la ciudad por parte del general Pinedo, adherido a la protesta. Y el
ejército del gobierno se encontraba con Rosas en el sur en la campaña
"exterminadora" del desierto.
Balcarce
debió renunciar, y posteriormente lo mismo harían José Viamonte y V.Maza
(luego del asesinato de Quiroga). Al volver de la expedición al desierto, la
legislatura le acordó una medalla. Sin embargo no poseía un espíritu bélico,
aunque supo explotar su prestigio. Así Rosas aparecía como el único capaz de
calmar la situación.
Es en esta
etapa de temor y anarquía política en la que Rosas aparece como el único
capaz de terminar con el difícil momento y establecer la paz tan esperada.
Represión:
El ejercicio
de las atribuciones extraordinarias y la acción de la Sociedad Popular
Restauradora, le permitieron eliminar la oposición, ya sea unitaria o
federal. Hubo destituciones y fusilamientos en masa, y se decretó el uso
obligatorio de las divisas punzó. Se empapelaron las ciudades con cárteles
como: "¡Mueran los salvajes unitarios!" o "¡Vivan los
federales!". Afirmó su lucha sobre los unitarios y exigió una sumisión
total a la federación, no solo en Buenos Aires sino en todo el interior.
Abolió la independencia del poder judicial, y llegó a ejercer personalmente
facultades judiciales (como el caso de los hermanos Reinafé, a quienes se los
encontró culpables y se los colgó).
Fue una época
de terror para los unitarios, o mas bien para todos los que no estuvieran a
favor del dictador. Todos los opositores se debieron exiliar, en general a
Uruguay, o eran juzgados aquí. La gente se retractaba, se cuidaba de
cualquier motivo de sospecha, como hablar, pasear, escribir, etcétera. La
simple sospecha de complicidad con un unitario bastaba para ser ejecutado; la
sociedad Popular Restauradora fue un club terrorista y temido. Rosas también
se aseguró de que su retrato estuviera expuesto en todos los lugares públicos
tras autoproclamarse 'tirano' en 1842.
En junio de
1839 fue descubierta en Buenos Aires una conspiración organizada por Manuel
V. Maza, presidente de la Sala de Representantes, que tenía contacto con
otros movimientos que actuaban en la campaña y con los emigrados. Maza y su
hijo fueron muertos. La misma suerte tuvieron los cabecillas de la Rebelión
de los Hacendados del Sur de la provincia, que tuvo su foco en Chascomús y
Dolores. Estos alzamientos debían coincidir con la invasión de Lavalle a
Buenos Aires, lo que no pudo concretarse.
Los
unitarios, con imprudentes golpes de estado, con medidas, arbitrarias, con su
recurso a los actos habilidosos, crearon el clima propicio al desprecio por
la ley. Rosas pudo destruir la anarquía pero creó un miedo pavoroso.
En el primer
gobierno se había limitado a organizar la administración de Buenos Aires, y
en el segundo a todo el país, colocando gobernadores sometidos en las demás
provincias.
Medidas:
Tuvo una
política centralista y sus intereses se identificaron con los de Buenos
Aires. Lo favorecía el puerto único, y el 18 de diciembre de 1835 estableció
la ley de Aduanas, por la cual se protegían los productos e industrias de las
provincias impidiendo la penetración de productos extranjeros que compitieran
con los del país, aunque se conservaba a Buenos Aires como único puerto de
ultramar. Esta medida era un interesante intento de proteccionismo económico
que benefició a ciertas industrias nacionales; Sin embargo favorecía a Buenos
Aires, por lo que el litoral se opuso a ellas.
Al principio
de su segundo gobierno llamó a los jesuitas de Europa, ofreciéndoles
protección y mantenerlos y colocarlos en universidades y colegios. Así buscó
presentarse como protector de la religión, de las ciencias, y de las letras.
(5) Si bien la iglesia y la prensa eran auxiliares importantes de Rosas, la
última sanción de su gobierno era la fuerza, aplicada por militares y la
policía. La organización militar no solo estaba para defender sino para
controlar, a la población.
Sin embargo
para superar la crisis económica provocada por las luchas internas y los
bloqueos, decretó cesantías en masa, rebajó los sueldos, redujo el
presupuesto de la Universidad, prohibió la exportación de oro y plata, entre
los más importantes.
Legado del
gobernador:
La sociedad
tomó su forma bajo el gobierno de Rosas y subsistió después de él. La
hegemonía de los terratenientes, la degradación de los gauchos, la
dependencia de los peones, todo eso fue herencia de Rosas. El ayudó a crear
una sociedad; comenzando por la estancia estableció valores que se
extendieron a toda la provincia y se convirtieron en alma en el estado de
Rosas. "Subordinación era su palabra favorita, la autoridad su ideal y
el orden su logro. Elogiaba a las clases bajas y a los pobres (a quienes
siempre ayudó) por su obediencia. Rosas explicaba los orígenes de su régimen
como una desesperada alternativa para la anarquía; y sus medidas represoras
eran un mal necesario.
Defensor
de la Soberanía Argentina:
La guerra con Francia
Desde 1830,
Francia buscaba aumentar su influencia en América Latina y, especialmente,
lograr la expansión de su comercio exterior. Consciente del poder inglés, en
1838 el rey Luis Felipe exponía ante el parlamento que “sólo con el apoyo de
una poderosa marina podrían abrirse nuevos mercados a los productos
franceses...”. En marzo de 1838 una escuadra de guerra francesa bloqueó el
puerto de Buenos Aires.
Sobre el
reclamo particular de Francia —la eximición del servicio de armas para sus
súbditos—, el gobierno de Buenos Aires retrasó la respuesta por más de dos
años. Rosas no se oponía a reconocer a los residentes franceses en el Río de
la Plata el derecho a un trato similar al que se daba a los ingleses. Pero
sólo estuvo dispuesto a reconocerlo cuando Francia envió un ministro
plenipotenciario (con plenos poderes) para la firma de un tratado, lo que
significaba un trato de igual a igual y un reconocimiento de la Confederación
Argentina como un Estado soberano.
La Convención
fue acordada entre el gobierno de Buenos Aires, encargado de las relaciones
exteriores de la Confederación Argentina, y el representante del gobierno de
Francia el 29 de octubre de 1840. Esta Convención se conoce como el Tratado
Mackau-Arana porque los ministros que lo firmaron fueron el almirante barón
de Mackau por Francia y Felipe Arana por Buenos Aires. El tratado establecía
el levantamiento del bloqueo al puerto de Buenos Aires y la devolución de la
isla Martín García y de los barcos capturados al gobierno de Buenos Aires por
parte de Francia, y a su vez, el gobierno de Buenos Aires acordaba eximir del
servicio de armas a los súbditos franceses y pagar indemnizaciones a los
perjudicados por el conflicto.
La
intervención de Gran Bretaña y Francia
A partir de
1842 se reanudó un conflicto interno en la Banda Oriental y Rosas intervino
apoyando a uno de los bandos. Esta decisión del gobernador de Buenos Aires
provocó la reacción de Francia y de Gran Bretaña k decisión de una
intervención conjunta en el Río de la Plata.
Para Gran
Bretaña, la posibilidad de una acción coordinada entre la Banda
Oriental y Buenos Aires significaba la anulación de la división política en
el Río de la Plata —impuesta por su mediación con la creación, en 1828, de la
República Oriental del Uruguay como Estado independiente—. Los intereses
británicos se veían gravemente amenazados por el peligro de una política
conjunta de los dos países que controlaban el comercio y la navegación en el
río de la Plata. Los intereses de los comerciantes ingleses en Montevideo y
en Buenos Aires no eran lo mismos. Pero los dos grupos se beneficiaban con la
navegación pacífica del río de la Plata y con la apertura de los ríos interiores
(el Uruguay) al comercio internacional.
En esta
oportunidad, también Brasil intervino en el conflicto a favor de sus propios
intereses. A mediados de 1844 propuso a Gran Bretaña una acción conjunta
contra Buenos Aires para eliminar la influencia argentina en la Banda
Oriental y establecer la apertura de la navegación de los ríos interiores.
Esta apertura era necesaria, declaraba, para poner fin al aislamiento del
Paraguay.
Finalmente,
el gobierno inglés decidió intervenir con el objetivo de lograr la libre
navegación de los ríos y mantener el equilibrio rioplatense según
el tratado de 1828 frente a las pretensiones de incorporar la
Banda Oriental al sistema rosista. Además, la larga duración de la crisis
oriental comprometía la estabilidad económica de la región y perjudicaba a
los sectores mercantiles extranjeros y locales. Francia aceptó intervenir
limitando sus objetivos —según declaró— a la defensa de la independencia
oriental frente a la intervención argentina. En abril de 1845, naves inglesas
y francesas bloquearon el puerto de Buenos Aires.
El caudillo
oriental Manuel Oribe —con el apoyo de Rosas— mantenía sitiada la ciudad de
Montevideo por tierra y, desde 1843, Buenos Aires sitiaba por el río las
costas de la Banda Oriental. Pero las naves inglesas desconocían el bloqueo
de las naves porteñas y permitían el aprovisionamiento de Montevideo. A
mediados de 1845 y después de un ultimátum, las fuerzas navales británicas y
francesas “robaron a la escuadra argentina”: la capturaron y la obligaron a
fondear en el puerto de Buenos Aires. Meses más tarde se propusieron remontar
el río Paraná, para poner en práctica el objetivo de la libre navegación de
los ríos interiores. Rosas no estaba dispuesto a permitirlo y preparó la
defensa, que resultó heroica. En la Vuelta de Obligado sobre el río Paraná el
20 de noviembre de 1845, en una larga batalla en la que sufrieron numerosas
pérdidas materiales y humanas, las fuerzas militares y navales porteñas
intentaron impedir el paso de las naves extranjeras.
Enfrentamiento
con Urquiza:
Urquiza, que
hasta ese momento era uno de los aliados de Rosas, decidió iniciar una
rebelión con el motivo de organizar al país. El 1 de mayo de 1851 inició el
levantamiento; y 24 días después señaló su programa constitucional.
Corrientes se
adhirió al movimiento y contó con el apoyo militar de Uruguay y Brasil. El 21
de noviembre se firmó un acuerdo más amplio entre el imperio del Brasil,
Uruguay, Entre Ríos y Corrientes para eliminar a Rosas.
El 3 de
febrero de 1852 Urquiza derrotó al gigante Rosas en la batalla de Caseros. El
caudillo criollo escapó ileso de la batalla y unos días después del país.
Ésta batalla
marcó un momento decisivo en el país, e inició una nueva etapa. Rosas pasó el
resto de su vida en el exilio y murió en Southampton (Hampshire, Gran
Bretaña).
Resumen
Conclusión:
De 1829 a
1832 y de 1835 a 1852 gobernó Buenos Aires Juan Manuel Rosas. Conocido como
el gran dictador, fue sin dudas un poderoso estanciero y un caudillo
político, que representó los intereses porteños. Ejerció una dictadura y
demoró mientras estuvo al poder la organización nacional con el argumento de
que el país no estaba preparado. Si bien se lo conoció como el Restaurador de
las Leyes, solo sancionó dos leyes en sus casi 30 años de gobierno; Rosas
anhelaba la libertad anárquica y despreciaba las reglas.
Rosas tuvo
movimientos de resistencia en casi todo el país, protagonizados por unitarios
y federales liberales. Montevideo fue el centro de esa conspiración, cuyos
métodos eran el terrorismo, el asesinato, el fraude, la unión con el
extranjero, confiscaciones. Los opositores sentenciaron a Rosas a gobernar
sin un día de tranquilidad. Su fracaso se debió a la falta de unidad en su
coordinación y a la diversidad de tendencias que participaron. En su mayoría
recurrieron al apoyo extranjero, lo que les acarreó desprestigio frente al
caudillo porteño que se mostraba como defensor de la soberanía nacional.
Estos solo tuvieron éxito cuando se unieron para luchar contra el dictador.
La oposición
fue perseguida y ejecutada durante 15 años en el poder. Los unitarios, con
imprudentes golpes de estado, con medidas, arbitrarias, con su recurso a los
actos habilidosos, crearon el clima propicio al desprecio por la ley. Fueron
éstos quienes tildaron a Rosas como el personaje más siniestro del siglo XIX
en la Argentina. Buscando material sobre Rosas me he encontrado con autores
que estaban a favor (José M. Rosa), y otros en contra (Dellepiane); Rosas
hizo cosas buenas y cosas malas; pero ¿Por qué nunca intentó organizar al
país? En todo el tiempo que gobernó ¿nunca se podría haber hecho una
constitución? Rosas se equivocó al haber rehusado a su pueblo a un régimen
estable y organizado.
Por otro lado
debe remarcarse la intención de ejercer una economía proteccionista y
favorecer a las industrias locales. Aunque es verdad que siempre terminó
actuando con los intereses de Buenos Aires (Ej: La ley de Aduana). También
defendió enérgicamente la soberanía nacional ante las pretensiones
extranjeras de disponer libre tránsito en ríos nacionales, y nunca dejó de
reclamar la devolución de las islas Malvinas por parte de Inglaterra. Y
justamente el mismísimo general San Martín lo elogiaba por su patriotismo y
defensa contra el extranjero: " El sable, que me ha acompañado en toda
la guerra de la Independencia de la América del Sur, le será entregado al
general de la República Argentina, don Juan Manuel de Rosas, como una prueba
de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha
sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los
extranjeros que trataban de humillarnos."
Por otro lado
debemos decir que Rosas persiguió y castigó a los unitarios, catalogándolos
de salvajes, mientras su gobierno no tuvo nada de federal. El era un federal
personalista, lo que lo diferencia con los federales liberales. Centralizó el
poder en Buenos Aires, y otorgó a esta provincia el manejo de los fondos de
la Aduana. Además las provincias respondían a él, ya que sus respectivos
gobernadores habían sido elegidos por Rosas.
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