viernes, 4 de mayo de 2012

UNA CURIOSA HISTORIA SOBRE 1 ADIVINEN¡



 

Biografía

La biografía (del griego βίος, bíos, «vida» y γρφειν, grāfein, «escribir») es la historia de la vida de una persona narrada desde su nacimiento hasta su muerte, consignando sus hechos logrados y sus fracasos, así como todo cuanto de significativo pueda interesar de la misma.
Para ello suele adoptar la forma de un relato expositivo y frecuentemente narrativo y en tercera persona de la vida de un personaje real desde que nace hasta que muere o hasta la actualidad. En su forma más completa, sobre todo si se trata de un personaje del pasado, explica también sus actos con arreglo al contexto social, cultural y político de la época intentando reconstruir documentalmente su pensamiento y figura. La biografía puede registrarse en forma audiovisual o en forma escrita; en este último caso constituye un subgénero literario de la Historia que se divide a su vez en diversos subgéneros, y que no hay que confundir con algunos tipos de novela histórica o historia novelada.
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Calfucurá

Para otros usos de este término, véase Calfucurá (desambiguación).
Juan Calfucurá o Callvucurá (del mapudungun Kallfükura, kallfü, "azul" y kura "piedra", "piedra azul"). Nacido en Llaima (Araucanía), aunque no hay acuerdo en la fecha. Murió el 4 de junio de 1873, Salinas Grandes. Fue un cacique o lonco mapuche - nguluch e del siglo XIX.

Biografía

Origen

Según la principal tradición, nació al oeste de los Andes en Llaima en el Ngulu Mapu, pero otra versión sitúa su nacimiento en Cólico (cerca de Pitrufquén) en el actual territorio chileno. Calfucurá y su gente eran huiliches aunque esta distinción entre huiliches y araucanos o mapuches carecía de importancia para aquella época, ya que hacía siglos que los huiliches habían sido asimilados por sus vecinos mapuches, se encontraban totalmente «araucanizados».1

Campañas militares

Cruzó a las pampas hacia 1830 acatando el llamamiento del gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas como parte de las fuerzas mapuches reunidas por Martín Toriano para ayudarlo a combatir en su lucha contra los ranqueles, pero Calfucurá no ataca a los ranqueles sino que masacra a otro grupo de indios chilenos recién llegados: los boroanos (también llamados vorogas o borogas), aliados de los realistas hermanos Pincheira. Rosas le otorgó el rango de coronel del ejército de la Confederación Argentina y entró en alianza con él, firmando un pacto por el que debía recibir anualmente 1.500 yeguas, 500 vacas, bebidas, ropas, yerba, azúcar y tabaco. Estas mercancías eran redistribuidas por él entre sus aliados, particularmente entre los caciques arribanos al oeste de la cordillera, que cubrían sus espaldas de un posible ataque de rivales.

Confederación Pampa

En 1832 Calfucurá y su hermano mayor Antonio Namuncurá (no confundir con Manuel Namuncurá, hijo de Calfucurá) eran capitanejos del cacique Toriano cuando éste fue vencido y fusilado en Tandil luego de ser derrotado por los borogas. Estos provenían de la costa del océano Pacífico en la Araucanía y se habían asentado en la zona de Guaminí y Carhué llamados por estancieros para custodiar la frontera desde 1820, fueron aliados de José Miguel Carrera y allí recibieron la protección de Rosas a condición de que mantuvieran a raya a los caciques mamülches-ranqueles (rankulches). Entre sus jefes estaban Rondeau, Melín e Ignacio Coliqueo.
Posteriormente los borogas entraron en alianza con el jefe de los rankülches, Yanquetruz, por lo que Rosas alentó a Calfucurá para enfrentarlos. Esto de acuerdo a lo dicho por Calfucurá en una carta del 27 de abril de 1861:
También le diré que yo no estoy en estas tierras por mi gusto, ni tampoco soy de aquí, sino que fui llamado por don Juan Manuel, porque estaba en Chile y soy chileno; y ahora hace como 30 años que estoy en estas tierras.
Calfucurá junto a 200 guerreros se presento ante los caciques borogas en señal de paz pero los masacró en una reunión comercial en Masallé el 9 de septiembre de 1834,2 muriendo mil borogas, entre ellos Rondeau, Melin, Alun y Callvuquirque, aunque logró escapar Coliqueo. Después de matar a los caciques borogas perdonó a los guerreros indios y notificó a los demás caciques de la región que por la voluntad del dios Guenechén él se había erigido en Jefe Supremo del gobierno de las Salinas Grandes (o cacique general de las Pampas). Enviando a su hermano Antonio Namuncurá a entrevistarse con Rosas en Buenos Aires. Esta matanza que logró a traición, ha ensombrecido la memoria de Calfucurá. El evento demuestra que, entre los pueblos habitantes de la Pampa y Patagonia, no había unidad sino un estado de paz armada entre las tribus, que se quebraba al menor indicio de desconfianza. La venganza llevada a cabo por Calfucurá contra los borogas, provocó la Campaña de Rosas al Desierto. Calfucurá formó a partir de 1835 una confederación con base en Chillué o Chilihué ("Nueva Chile" de acuerdo a Estanislao Zeballos,3 traducción puesta en duda por Magrassi4 ) en las Salinas Grandes.
En 1837 derrotó y mató al cacique mapuche boroga procedente de la Araucanía, Railef junto a 500 de sus guerreros en el lugar llamado Quentuco sobre el río Colorado, después de que éste había realizado un malón con 2.000 indígenas sobre Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe y regresaba a la Araucanía con 100.000 cabezas de ganado. Dominó un extenso territorio con la mayor parte de la Provincia de Buenos Aires y las de Neuquén, Río Negro, La Pampa, San Luis y el sur de Mendoza,5 6 recibiendo el apodo de Emperador de las Pampas.7 8 Por su control de las Salinas Grandes del Sur, tenía en su poder tanto un punto estratégico de las "rastrilladas" (rutas comerciales mapuches en las pampas) como el dominio de la sal, sustancia fundamental en esa época para la conservación de la carne.
Durante los años 1840 Calfucurá consiguió el dominio sobre las Pampas, pacto la paz con el gobierno de Rosas en Buenos Aires, se alió con los ranqueles de Painé y con los manzaneros de Valentín Sayhueque, quien hizo la paz con Casimiro Biguá, cacique principal de los tehuelches, lo que dio a Calfucurá el dominio sobre el norte de la Patagonia también.9 También estableció una alianza con los wenteches (arribanos) de la Araucanía (cacique Quilapán)10 y por medio de estos con los pehuenches de Purrán, quienes controlaban los pasos cordilleranos.11 Estas alianzas les permitieron enfrentar por muchos años y con bastante éxito a los ejércitos chileno y argentino y a sus rivales indígenas, nagches o abajinos de Colipí y Coñoepán en la Araucanía y Catriel y Coliqueo en la Pampa.12

Caída de Rosas

Asistió con guerreros a Rosas en la Batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852, que culminó con la caída de Rosas y el ascenso del triunfante gobernador de Entre Ríos Justo José de Urquiza. Al día siguiente atacó Bahía Blanca con 5.000 guerreros.13 Hizo la guerra al gobierno establecido en la Argentina intermitemente a partir de la caída de Rosas.
Para congraciarse con Urquiza, Calfucurá envió en 1854 a Paraná (capital de la Confederación Argentina) a su hijo Manuel Namuncurá, quien se convirtió al catolicismo. En busca de una alianza con Urquiza, arrasó con 5.000 guerreros la ciudad bonaerense de Azul el 13 de febrero de 1855, causando la muerte de 300 personas, llevándose 150 cautivas y 60.000 cabezas de ganado. Fue perseguido por Bartolomé Mitre, sobre el cual Calfucurá obtuvo la victoria en la Batalla de Sierra Chica (cerca de Olavarría), recibiendo desde entonces el mote de Napoleón del desierto. En septiembre de 1855 derrotó y mató al comandante Nicolás Otamendi junto a 125 de sus soldados en la estancia de San Antonio de Iraola y después saqueó el pueblo de Puntas de Arroyo Tapalqué. Mitre organizó el Ejército de Operaciones del Sur con 3.000 soldados y 12 piezas de artillería al mando del general Manuel Hornos. El 29 de octubre de 1855 Calfucurá derrotó a Hornos en San Jacinto, entre las sierras de San Jacinto y el arroyo Tapalqué, muriendo del lado gubernamental 18 oficiales y 250 soldados. Luego de esta victoria las fuerzas de Calfucurá atacaron los pueblos de Cabo Corrientes, Azul, Tandil, Cruz de Guerra, Junín, Melincué, Olavarría, Alvear, Bragado y Bahía Blanca.14
En marzo de 1872 tras el ataque a las tolderías de los caciques tehuelches Manuel Grande, Gervasio Chipitruz y Calfuquir por el coronel Francisco de Elías, comandante de la frontera sur con el que había firmado un acuerdo de paz en 1870, entró en 25 de mayo y se llevó a todos los indígenas que se habían rendido al gobierno, por lo que el presidente Domingo Faustino Sarmiento ordenó atacarlo. Calfucurá declaró formalmente la guerra a Sarmiento y saqueó la ciudades de 25 de mayo, Alvear y 9 de julio con 8.000 lanzas, resultando 300 civiles muertos, 500 cautivos y 200.000 cabezas de ganado robadas,15 pero el 11 de marzo de 1872 fue derrotado en la Batalla de San Carlos de Bolívar, actualmente en el partido bonaerense de Bolívar, por el general Rivas y los guerreros de Catriel.16

Muerte

Calfucurá murió el 4 de junio de 1873, siendo sucedido por su hijo Manuel Namuncurá. En 1879 durante la Conquista del Desierto, su tumba fue profanada por soldados del teniente Levalle, en venganza por los muertos en manos del cacique.17 Son muchas las vidas de pobladores rurales que murieron asesinados por lanceros de Calfucura en sus reiterados ataques a las poblaciones gauchas de la pampa argentina y no pocos de los que padecieron estos ataques, enrolaron en el ejército buscando represalia. Sus restos fueron más tarde transportados al Museo de Ciencias Naturales de La Plata a fines del siglo XIX, en donde permanecen aún. Hay varios pedidos en conflicto para que sean devueltos a sus descendientes.18 19
Su nieto Ceferino Namuncurá murió en Roma cuando estudiaba para sacerdote católico en 1905, fue elevado a los altares como beato.

Leyendas

En torno a la figura de Calfucurá se han tejido numerosas leyendas, incluso mientras estaba con vida. Se decía, por ejemplo, que tenía dos corazones o que tenía a su servicio a un witranallwe (jinete fantasmal) que le ayudaba en las batallas. Según creían sus seguidores cuando Calfucurá era niño recibió una pequeña piedra cherüwfe (meteorito) de color azul de manos de un Huecuvu (espíritu maligno), convirtiéndolo en invencible.

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